sábado, 6 de agosto de 2016

El primer juego de mis primeros Olímpicos



A las 10 de la mañana, un amigo brasileño me avisó que habrían boletas disponibles para ver la doble jornada de fútbol femenino en el estadio Engenhao de Dentro, en las afueras de Río de Janeiro. Suecia y Sudáfrica abrían el telón, pero la atracción principal era ver a la selección brasileña, anfitriona y retadora de la todapoderosa selección estadounidense. Después de un trayecto de metro y tren, llegamos al estadio. Cientos de hinchas con boletas hacían una fila que alcanzaba a llegar hasta la mitad del puente que conecta la estación del mismo nombre, con el renovado estadio olímpico. Los otros, que no teníamos boleta, necesitabamos llegar hasta la "billetehería" para conseguir una de 60 o 70 reales, pues las de 40 ya estaban agotadas. El único inconveniente fue el internet, que no permitía agilizar el proceso de quienes estaban en cabinas sin poder hacer mucho más. Los hinchas del fútbol, esperábamos ansiosos para poder ver la entrada en calor de las jugadoras, escuchar los himnos de ambos países y presenciar la emoción de la previa por el primer juego de las anfitrionas olímpicas, pero no pudimos; por cada comprador, eran unos 10 minutos de espera en la fila. 

Afortunadamente esos hinchas (tal vez hasta 2 mil) alcanzamos a llegar para escuchar el primer grito de gol de Brasil, cuando ya pensábamos que no lo lograríamos. Sería hasta el momento, la única mancha que podemos notar en el paredón de la logística organizacional en Río 2016. Sin embargo, me llamó mucho la atención que en general al público no le molestó la situación de demora y espera extendida. El carioca en general demostró con un excepcional comportamiento que estaba listo para ser un ciudadano olímpico. 

Entrando en materia deportiva, el partido fue controlado por Brasil que golpeó justo cuando debía liquidar a China. El primer gol lo anotó la defensa central Mónica en el primer tiempo, los otros dos fueron obra de Andressa Alves y Cristiane, en la segunda mitad.

Unas 27 mil personas presenciaron el juego en el estadio. A decir verdad, creí que no alcanzaríamos a obtener una boleta por ser Brasil quien jugaba, pero aunque era China, que simplemente era el rival invitado a la fiesta nacional, el ambiente era muy carioca. Los hinchas disfrutaron del juego, ovacionaron a Martha cuando fue sustituida y hasta corearon "Martha é melhor do que Neymar".
En general, los asistentes salieron contentos con el jogo bonito de las jugadoras brasileñas. 

Como era de esperarse, habían muchas chicas, más que cuando juega una selección masculina. Igualmente, las tribunas estaban colmadas de familias y "torcedores" de equipos cariocas. Las camisetas de Flamengo, Fluminense, Vasco y Botafogo se hicieron notar, tanto en hombres como en mujeres. 


Los titulares deportivos en Brasil hicieron referencia a la goleada como el primer paso para el sueño de tener una doble medalla de oro de ambos géneros en el mismo deporte, y los hinchas brasileños tienen la confianza de lograrlo. En la cancha vimos un equipo con ambición y jugadoras decididas a ser protagonistas, pero esta Brasil sabe que la va a tener muy complicada con Estados Unidos de por medio, pues las norteamericanas son el equipo más completo del mundo, con tres medallas de oro consecutivas y lo más importante, tiene el Mundial conseguido hace un año, que seguramente habrá renovado la confianza de las jerarcas del fútbol femenino en el mundo. Sólo fue el primer partido del fútbol olímpico y ya en Río se imaginában cantando el himno nacional brasileño en cada esquina, especialmente porque se aproximaba el esperado 5 de agosto donde el Maracaná sería el centro del mundo. Enhorabuena al pueblo carioca, que emocionado recibió el honor en nombre de Sudamérica como anfitrión de los Juegos de la máxima gloria deportiva. 







































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