jueves, 11 de agosto de 2016

Vivir la historia, Fiji oro en Río 2016

Final de Rugby seven. Estadio de Rugby, villa militar de Deodoro, Río de Janeiro. 


No he visto competir a Michael Phelps, tampoco a Usain Bolt, pero yo presencié la primera medalla de Fiji en toda su historia olímpica. Jamás habría imaginado que escribiría sobre este pequeño país, menor en extensión territorial que mi ciudad, Cartagena, que a duras penas llega a los 900.000 habitantes, pero el deporte nuevamente es mi puente favorito para conocer nuevas culturas. 

En el regreso del rugby al olimpismo, Fiji logró escribir su nombre en la historia con letras doradas. En el estadio de rugby en la villa militar de Deodoro, los más de 10.000 espectadores coreaban "¡Oe oe oe Fiji, Fiji!" y con una paliza de 43 a 7 derrotó a Gran Bretaña en la final. Eran los favoritos tras haber ganado las dos últimas ediciones de series mundiales en rugby seven, pero la multitud estaba con los oceánicos porque era su gran oportunidad para meterse en la historia olímpica. 

Los brasileños acompañaron esa sensación de posible primera medalla para Fiji desde el principio; aseguraban estar a favor de Fiji porque sabían lo significativo que sería tanto para los oceánicos como para ellos como espectadores de unos Juegos Olímpicos. "Por ser un país pequeño causa mucha emoción verlos ganar una medalla" asegura Arthur, brasileño que asistió a la final con una bandera de Fiji en los brazos. Los británicos a pesar de la derrota, no ocultaron su felicidad por ser medallistas y también compartieron la felicidad de los isleños. "Fue un gran juego, es mejor plata que nada" afirmó un turista londinense, que sonriente aplaudió cuando Gran Bretaña recibió su medalla y aún más a su rival de la noche. 

Eran pocos los fijianos en el estadio, alrededor de 50, pero se hicieron notar con sus celebraciones. Una particular hincha no pudo reprimir su emoción, y mientras cantaba su himno se quebró en llanto. Con la cara empapada de lágrimas de felicidad y el cabello despeinado, demostraba lo poco que le importaba como se veía. Inmediatamente recordé mi momento en shock al presenciar a Óscar Figueroa ganar oro días atrás, pero lo de ella era aún más reprimido, esta era una hazaña mundial. "Estoy increíblemente emocionada, Fiji es un país muy pequeño pero con un gran corazón. Esto es muy grande para nosotros" aseguró mientras se le entrecortaba la voz. "El rugby es vida en Fiji... no te imaginas cómo estuvo el país por estos 7 días, todo estaba paralizado. Ahora estos jugadores son héroes nacionales" me dijo la joven. Y cuando los aplausos finales para los nuevos campeones olímpicos llegaron, me quedó viva la imagen de esta hincha fijiana abrazada con una amiga australiana por un par de minutos. Parecía que la consolaban, pero era la imagen más perfecta para describir la inmensa emoción que deben estar sintiendo los fijianos gracias al rugby. La esperanza termina siendo el verdadero símbolo del espiritu olímpico.

Irónicamente, Ben Ryan técnico de Fiji, es británico y dirigió la selección de su país por 7 años pero hoy se adjudicó la medalla de oro dejando sin mínimas chances a su país natal. Además en una rueda de prensa aseguró que en sus primeros 5 meses de trabajo, no recibió sueldo, pero encontró en sus jugadores un inmenso talentos para el rugby, a pesar de las condiciones económicas y la infraestructura deportiva, muy inferior a la de las potencias del deporte como Nueva Zelanda , Australia o Sudáfrica.

Por último, también es de destacarse la medalla de plata de Gran Bretaña que logró juntarse en rugby después de 108 años. En el mismo escenario, Sudáfrica se quedó con el bronce tras vencer a Japón 54 a 14. La última entrega de medallas olímpicas para el rugby había sido en París 1924, ahora las sensaciones después de Río 2016 son bastante positivas para que haya rugby de largo después de Tokio 2020.



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