martes, 16 de agosto de 2016

Un día negro, parte 1: Yuberjén Martínez, el campeón de todos.


Pabellón 6, Riocentro - Río de Janeiro. 


La frase "hoy es un día negro" no volveré a escucharla igual desde ahora gracias a los negros que han hecho brillar mis días en Río 2016. Óscar Figueroa, oro en levantamiento de pesas, Yuri Alvear, plata en judo, Yuberjén Martínez, plata en boxeo y Catherine Ibarguen, oro en salto triple, honraron la afrocolombianidad con sus triunfos y es hora de que Colombia aprenda que el racismo es ofensivo y tan dañino como la corrupción y la guerra. 

Estuve en cada una de las ceremonias de entrega de medalla de los mencionados, pero el 14 de agosto será particularmente especial por ser un doble triunfo. Dos negros luchadores, humildes y con una capacidad de superación personal admirable, lograron que la bandera tricolor quedara en lo más alto. El primero fue Yuberjén Martínez que a pesar de que no pudo conseguir el oro, con sus puños y un impulso inquebrantable por conseguir la victoria, logró el respeto del boxeo mundial y la admiración de todos los colombianos. 

Para entrar al escenario, la fila fue de unos 40 minutos. Hacía tanto sol como en Cartagena. Me encontré con un paisa, dos muchachos de Neiva y una uruguaya que también iban a la final para ver a Yuber. En el resto de la fila habían muchos bogotanos y algunos llaneros preguntando como se llamaba el boxeador al que iban a apoyar. "Es un negrito berraco" decía. Es cierto, era un desconocido para muchos, con decir que la página de Río 2016 para la semifinal, tituló la noticia como "Cubano Argilagos asegura al menos bronce" y al colombiano lo referenciaban a lo último, cuando mencionaban que sería su contendiente para llegar a la final de los 49 kgs. 

No culpen a los turistas por no conocerlo, el boxeo en general ha estado desaparecido de nuestros gps por mucho tiempo. Pero él es uno de los nuestros, y los que fueron apoyarlo lo hicieron porque sentían una admiración por el antioqueño previo a la final. Y en el pabellón 6 de Riocentro, donde se disputó la pelea, presencié al nuevo ídolo del boxeo colombiano. Inmediatamente recordé las historias de mi mamá sobre Kid Pambelé y como le brillaban los ojos cuando describía sus movimientos, sus golpes y sus victorias. Al igual que a mi amigo Vicente Cáceres, compañero en 'Los galácticos del deporte' en Oxígeno 1360 am, orgulloso palenquero que desde que llegué hace dos meses al programa de radio, habla de Yuber como el futuro campeón colombiano. Lo dijo al aire una y otra vez; los oyentes son testigos de su presagio: "Yuberjen Martínez está para grandes cosas, sé que va a ser medalla en los Juegos Olímpicos" dijo. Y en una charla común, le pedí un consejo y me pidió que apostara por él. Lo hice, tenía el ingreso para la semifinal a la mano un par de días antes. Para la final no desistí y le cumplí a mi amigo y colega, respetado por todos por sus conocimientos y seguimiento al boxeo colombiano. 

Todos en el coliseo queríamos hacer sentir a Yuber como en casa, queríamos que sintiera que sabíamos que su vida ha sido díficil como la de muchos compatriotas, pero que es un orgullo por ser tan fuerte ante las adversidades. Muchos no sabían que vendía artesanías y dulces de niño, pero bastaba con saber que muchos deportistas en Colombia deben competir como profesionales y entrenar como aficionados. Cantamos el himno en cuanto acabó el de Uzbekistán, debió escucharse hasta el cuadrilatero porque Yuber alcanzó a reaccionar. Buscaba en las gradas las voces cánticas de la letra que quería escuchar de fondo en lo más alto del podio, pero finalmente lo hizo, inesperadamente en coro con cientos fánaticos del deporte, orgullosos de su presentación. 


Los de Uzbekitán eran 50 como mucho, disfrutaron del ambiente tanto como los colombianos, y nosotros aplaudimos a su campeón, justo ganador y gran rival a vencer. Pero el premio a mejor barra nos lo llevamos los colombianos que no dejamos de cantar en los tres rounds de la pelea final. A la salida del escenario, se sentía la nostalgia porque queríamos ver a Yuberjén como el nuevo campeón olímpico, pero también la felicidad de saber que regresará como el campeón de plata que nos emocionó a todos. Y lo más importante, a la salida ya todos sabían su nombre. Ya no era un negrito más, ahora es quien empezó a construir una bonita historia en nombre de muchos, especialmente en nombre de los boxeadores que sueñan con repetir las hazañas de Clemente Rojas y Alfonso Peréz en 1972, y ahora también la del "Tremendo" Martínez en 2016. ¡Gracias Yuber, ahora tienes la casa para tu mamá y el renombre para una carrera promisoria!





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