miércoles, 8 de junio de 2016

Colombia.

Tenemos una gran selección, eso hasta el que odia el fútbol lo sabe. Los James, Falcao, Cuadrado y Bacca no son jugadores comunes y es un placer que jueguen con la Tricolor. 

Es tan bueno este equipo que tuvo un recambio abrupto e importante en menos de un año y sigue manteniendo un estilo propio. Fueron al menos 5 jugadores indiscutibles los que no siguieron el proceso. Al principio se alarmaron cuando el equipo no funcionaba igual en la cancha, pero ¿cuántos equipos se pueden dar el lujo de cambiar casi la mitad de su alineación titular de un año para otro y aun así seguir funcionando, gustando y ganando? Colombia es de los poquitos. Esperanza aún más que entre los sub 23 hay mucho talento, porque promete futuras alegrías.

Como país tenemos uno grande, eso hasta el más pesimista también lo sabe. Soportar el peso de tantas calamidades y aun así continuar mirando hacia un norte con la esperanza de seguir adelante es una tarea ardua. Este es el país que tiene medio siglo viviendo entre guerra y sangre pero piensa que sí es posible otra realidad, ¿qué más grandeza que no decaer después de tanto tiempo de tantas desdichas? Por supuesto que tener 60 años peleando los unos con los otros no es algo positivo, pero como en el fútbol, que nos tocó esperar 16 años para poder volver a un Mundial, no agachamos la cabeza. Esperamos nuestro momento con el fervor de (casi) siempre. Fueron tres eliminatorias seguidas, tres clasificaciones fallidas, pero cuando llegó sí que lo supimos valorar.

Como sociedad también nos falta valorarnos más. No ha sido fácil ser colombiana, y sé que lo que viene tampoco lo será, porque la paz tiene inmensos beneficios para todos pero también implica muchos compromisos. Sin embargo, son compromisos que estoy orgullosa de aceptar y lo más satisfactorio ha sido saber que no estoy sola, que no soy la única, mejor dicho, que somos muchos.

Por eso, de ser necesario, aprendamos del caso del fútbol al que tanto palo le dimos por las tristezas pero disfrutamos cuando nos llenó de júbilo. Aprendamos a valorar lo que significa ser colombiano/a.


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