Hoy cumplo un mes de haber llegado a Brasil nuevamente; siempre es un placer. Me había abstenido de hablar sobre el tema Dilma, la crisis política y el impeachment. Me limitaba a escuchar comentarios, testimonios y opiniones de todos lados y leía para tener más claridad de la situación política de Brasil. Con todo sobre los Juegos Olimpicos, ni la tv ni la prensa tenían como prioridad la política, pero había un seguimiento de detalles, no mucho mas que minutos o titulares de paso. De antemano sabíamos que el juicio político sería después de los Juegos, exactamente 10 días después de finalizarlos, tiempo suficiente para despedir a los turistas de Río y no entremezclar una cosa con la otra. Eso sí, aplaudidísimo por todos que la tensión por la posible destitución de Dilma como presidenta de Brasil, no se sintiera en la organización ni la realización de los primeros Juegos Olimpicos en Sudamerica, pero que jugada tan perfectamente planeada… Ahora lo entiendo todo.
Hasta ayer
30 de agosto, en televisión se vio todo el día el interrogatorio de los senadores
hacia Rousseff que en el momento seguía siendo presidenta, al menos en los
papeles. Ella respondía una a una las preguntas de los senadores. Veía de a
ratos las respuestas, pero en verdad todo estaba dicho. Lo sabíamos todos,
hasta la misma Dilma antes de iniciar con sus respuestas. Mientras las
escuchaba y veía las reacciones de los senadores, pensé que sería más
interesante si los congresistas fuesen cuestionados en su cargo, eso sí sería
un show digno de televisión. Al día siguiente la actividad en Río era común y
corriente, sólo alcancé a escuchar varios indignados que proclamaban a lo lejos
“¡Fue un Golpe!” con cacerolazos mientras estaba en casa, pero las protestas
masivas pasaron en Sao Paulo donde miles salieron a las calles a celebrar que
finalmente el impeachment se logró. Con champaña y pudin con la bandera de
Brasil en mano, los grupos políticos conservadores mostraban su alegría por la destitución
presidencial.
Los brasileños
en general quieren un cambio, pero no saben a cargo de quién (o quienes), y
hasta me atrevería a decir que ni cómo. Si bien las calles están polarizadas
entre los que están a favor y en contra de Dilma, los que rechazan a Temer,
ahora presidente en el cargo, son amplia mayoría. De hecho, la campana “Fora
Temer” fue más acogida en los Olimpicos que el mismo lema de Río 2016.
Parque Olímpico, Río 2016.
Volver a la
izquierda parece que es una de las opciones menos viables. El Partido de los
Trabajadores está realmente muy golpeado, y el mapa político en America Latina
tampoco lo favorece. Argentina elegió dejar de lado el Kichnerismo, Venezuela
cada vez está más cerca de una reforma radical, y Bolivia y Ecuador ya no
tienen la misma fuerza política que antes. Además, esta vez Dilma no cuenta con
el apoyo incondicional que tuvo cuando aspiró. Fueron 13 años donde la izquierda se
instauró en la presidencia y con Lula el panorama parecía indestronable. En
definitiva eran otros tiempos, la gente estaba entusiasmada con el cambio y la
propaganda mundial que tenía Brasil como actual potencia regional, tenía
contentos a casi todos. Dilma llegó al cargo con 77% de popularidad y hoy lo
deja con 10%. Había sido reelegida con mas de 50 millones de votos en 2014,
pero cuando la actividad económica se contrajo al 3.8% en 2015 la desconfianza
en las calles le fue costando caro.
Brasil sabe que el país seguirá siendo caro y que
no habrá tranquilidad política por al menos este ano. Del resto la tensión esta
servida. Aun asi, los brasileños saben que viven en el país de la esperanza
latinoamericana. Por estos días muchos creen haberla perdido, pero la historia
muestra un país fuerte y resistente. Estoy segura, no me cabe duda, seguirá
creciendo. Pero lo que me tiene dubitativa es el rumbo que tomará. En su
comunicado oficial, Dilma se despidió con un poema del ruso Maiakovski:
'No estamos contentos, por supuesto,
Pero ¿por qué razón deberíamos
estar tristes?
El mar de la historia es agitado
Las amenazas y guerras, habremos
de atravesarlas,
Las romperemos por la mitad,
Cortándolas como corta una
quilla'.
Vale la pena pensar más allá de las ideologias y compartir el mensaje
para todos los brasilenos. No hay tranquilidad, pero ya vendrán mejores tiempos.
Fuerza Brasil.
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